
Por José Schulman [1]
En 1967, cuando el Ejército israelí completó la ocupación casi total de la Palestina histórica, incluyendo toda Jerusalén, la franja de Gaza y casi toda Cisjordania, yo tenía quince años, me acababa de afiliar a la Federación Juvenil Comunista y combinaba mi militancia clandestina en el movimiento estudiantil secundario con la participación en una institución judeo progresista en la ciudad de Santa Fe, capital de la provincia del mismo nombre. Recuerdo, como si fuera hoy mismo, la realización de una gran asamblea de los asociados y el público en general, ante el desarrollo de la guerra.